Los arqueólogos que investigan en las ruinas de Pompeya, en Italia, descubrieron unos murales poco comunes que ofrecen una nueva perspectiva de las prácticas religiosas en la ciudad destruida por la erupción del volcán Vesubio en 79 d.C.
Los frisos son casi de tamaño natural e incluyen uno a gran escala que abarca tres paredes de una sala de banquetes.
Este presenta vívidas imágenes de los ritos de iniciación de los adoradores del dios griego Dioniso, que era la divinidad del vino, la fertilidad, el teatro y el éxtasis religioso.
Los expertos afirman que la megalografía, del griego “pintura grande”, data de los años 40-30 a.C., por lo que tenía más de un siglo cuando hizo erupción el Vesubio.
Presenta claras imágenes de seguidores dionisíacos en estados de éxtasis ritual, bailando y cazando, que recuerdan a los frescos de la cercana Villa de los Misterios, descubiertos hace 100 años.