Las intensas lluvias que actualmente afectan a la provincia de Manabí ponen en evidencia la fragilidad de sus planes de prevención frente a inundaciones, así como la vulnerabilidad de sus habitantes ante fenómenos climáticos extremos. Uno de los principales factores que contribuye a esta situación es la creciente deforestación.
Manabí enfrenta diversos problemas estructurales que afectan seriamente a su infraestructura y han provocado la pérdida de vidas humanas. Estas dificultades se agravan durante la temporada invernal, cuando el 35% de sus habitantes queda expuesto al riesgo de inundaciones, según datos del Plan Multiamenazas elaborado por la Prefectura de Manabí.
El Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial (PDOT) 2023–2027 de la Prefectura señala que esta amenaza se origina por causas como la expansión urbana desorganizada, el incremento de actividades agrícolas, la explotación minera ilegal, el turismo sin control y, principalmente, la deforestación.
Durante la temporada de lluvias, esta provincia, que cuenta con una población de 1,59 millones de personas, enfrenta el desbordamiento de ríos y quebradas. Esto genera inundaciones tanto en zonas rurales como urbanas, además de deslizamientos de tierra y una acelerada erosión del suelo.
Según la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR), en 2025 Manabí ha sido la provincia más afectada del país por las lluvias, con 69.646 personas impactadas y siete fallecimientos registrados.
La presidenta de la fundación Bosques, Mares y Comunidades (Bomaco), la bióloga Carolina Toapanta, advierte que la falta de áreas de conservación forestal agrava la crisis hídrica en Manabí, alternando entre inundaciones extremas y escasez de agua. Explica que la deforestación es la causa principal de estos desequilibrios ambientales.
Entre 2018 y 2020, la provincia perdió un promedio de 13.528 hectáreas de bosque cada año, de acuerdo con el Plan Multiamenazas del Gobierno Provincial de Manabí 2022. Además, el investigador Carlos Rivas Cobo, del grupo de Evaluación y Restauración de Sistemas Agrícolas y Forestales (ERSAF), señala que los suelos deforestados tienen una capacidad de absorción de agua mucho menor, y que este problema es especialmente grave en las provincias de Guayas, Esmeraldas y Manabí.
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